No es gratuito que los chinos llamen a la soja "carne sin huesos" y que en todo Oriente se la conozca también como la "carne del campo". En Asia, desde hace miles de años, la soja es la base de la nutrición. En Occidente, se adoptó durante la Segunda Guerra Mundial, cuando este alimento compensó la carencia de víveres en casi todos los estados que participaron en la contienda.
Su poder nutritivo
Cuando se quiere garantizar una vida sana es importante suministrar al cuerpo proteínas, que son compuestos químicos con alto contenido de carbono, hidrógeno, oxígeno, azufre, fósforo y nitrógeno.
"La soja es una excelente fuente de proteínas: nada menos que tres veces más que el huevo y mucho más que la carne o el pescado", explica Diana Contreras, dietista de la Universidad Internacional de Florida.
Los platos preparados con soja en grano y con sus derivados son más nutritivos que los alimentos de origen animal, pues tienen mayor cantidad de proteínas completas con todos los aminoácidos esenciales (los que tenemos que recibir en la comida).
"Estas alternativas no sólo contienen fibras que la carne no tiene. Generalmente son de más bajas calorías que la carne", dice Arturo Guzmán, del General Nutrition Center, en Nueva Jersey.
Otros valores de la soja
Por otro lado, las semillas de soja tienen un alto contenido en fibra (4,5%), un bajo índice energético (130 kcal/100 g.), no contienen colesterol y prácticamente tampoco grasas saturadas. La grasa presente (unos 5 g.) contiene gran cantidad de lecitina, un fosfolípido vital para las membranas celulares, el cerebro y el sistema nervioso.
Posee también una gran cantidad de vitaminas del grupo B, sobre todo riboflavina, además de las vitaminas E y K: "en la soja se encuentra una fuente de proteínas muy rica, valiosa y barata", concluye Guzmán. La soja puede ser utilizada como alimento sustituto de la carne en los platos que prepares, aportando el mismo valor nutritivo con un precio bastante más accesible.