Los criaderos de salmón en Chile constituyen una amenaza para el medio ambiente mayor de la temida, según constataron de forma casual científicos alemanes durante un estudio sobre la comunicación de ballenas en las costas del Pacífico en la Patagonia.
Prácticamente no existe vida en torno a los criaderos de salmón, indica el Instituto Max Planck de Dinámica y Organización en un artículo publicado en la revista británica "Nature".
Chile es uno de los principales productores de salmón de cría en el mundo y exporta este pescado más por más de 2.000 millones de dólares al año.
Los criaderos de salmón están considerados en general como un problema ecológico de dimensiones que hasta ahora habían sido subestimadas, opina el equipo dirigido por el alemán Heike Vester.
Los científicos querían investigar la comunicación acústica de las ballenas del Pacífico chileno y más bien por casualidad se dieron con las consecuencias de la cría de salmón.
Una gran parte de la región chilena de Aysén se encuentra protegida, pero no parece ser el caso del mar que las baña, señalaron. Dado que muchos fiordos son casi inaccesibles por tierra, la dimensión de las consecuencias negativas de la cría de salmón quedó ahora al descubierto en estudios realizados desde el agua.
La cría de innumerables salmones demanda el uso de medicamentos y pesticidas, a los que se suman los excrementos masivos de los pescados y los restos de comida que flotan en el agua. El salmón atlántico trae aparejadas enfermedades nuevas al Pacífico, poniendo en peligro a las especies nativas, agregan.
Según los investigadores germanos, las mediciones de la expedición mostraron que en el entorno de los criaderos no existe vida alguna en el agua. "En todos lados hay olor como de blanqueadores", dijo Vester.
Además de las consecuencias visibles, entre las que se encuentran los lobos marinos que quedan estrangulados en las redes de los criaderos, los científicos detectaron también una amenaza invisible para los mamíferos de la región.
Las mediciones acústicas revelaron que los ruidos de los motores de los barcos de aprovisionamiento y de los generadores de las máquinas a través de las cuales se alimenta a los salmones interfieren en la comunicación de ballenas azules, ballenatos y rorcuales y los ahuyenta.