A finales del mes de Septiembre, el gobierno mexicano lanzó la campaña denominada "La leche de verdad" para promover el consumo de la leche de vaca. Aunque el supuesto fin de esta campaña consiste en informar acerca de los "beneficios nutricionales" de este tipo de leche, y con ello fomentar su demanda, es preciso hacer notar que dicha campaña está falseada ya que los "beneficios" a que alude son altamente cuestionables, sin omitir que el incremento en la producción de este líquido conlleva a severos daños medioambientales e implica condiciones de vida inhumanas para millones de animales.
La industria láctea oculta condiciones habituales de crueldad animal: Las vacas son hacinadas en establos y conectadas a máquinas que les extraen la leche diariamente, causándoles dolor y lesiones en sus ubres. Cuando dejan de producir leche, son enviadas al matadero. Los novillos, criados para la producción de carne de ternera, son separados de sus madres casi enseguida de nacer; se les encadena en establos pequeños con pisos de listones, lo que les causa intenso dolor en sus patas y articulaciones.
Dado que la leche producida por su madre se destina al consumo humano, los novillos son alimentados con un sustituto que contiene hormonas y carece de hierro. Esto les produce una anemia que mantiene su carne tierna y pálida, y que los debilita al grado de no poder ponerse de pie. Cuando se les sacrifica, con tan sólo 16 semanas de vida, por lo general ya están demasiado enfermos o lisiados para caminar. Uno de cada 10 terneros muere en reclusión, por el deterioro inducido a su salud.
En lo que se refiere a la salud humana, el consumo de leche de vaca está directamente relacionado con la aparición de alergias, asma, cáncer, diabetes, obesidad, hipertensión, diarreas y alteraciones en el crecimiento de niños y jóvenes. De acuerdo con el American Journal of Nutrition: "La proteína de la leche aumenta la producción de ácido en la sangre, que puede ser neutralizado por el calcio movilizado desde el esqueleto, provocando así una deficiencia que puede ocasionar osteoporosis. Investigaciones muestran que las pérdidas de calcio se incrementan por el consumo de proteína animal".
El consumo de leche de vaca y quesos, se asocia con el asma. Cuando los humanos consumen la proteína caseína, contenida naturalmente en aquellos productos, producen histamina y después moco. Si los bronquios se llenan de esta sustancia se producen dificultades al respirar. La leche de vaca es una de las sustancias que contienen más dioxinas. Contrario a lo que se creía, las dioxinas en esta leche y quesos son 10 veces más propensas a producir cáncer. Durante el verano de 1999, la industria láctea en Bruselas se paralizó durante un mes debido a que la leche contenía 100 veces más los niveles recomendados de dioxina.
El Dr. John F. Unruh, Director del Neurological Rehabilitation International Consultants, publicó en su artículo titulado "30 o más razones por las cuales la leche no es saludable", que las grasas saturadas contenidas en la leche de origen animal favorecen el sobrepeso, la obesidad y provocan insensibilidad a la insulina. En consecuencia, el riesgo de padecer diabetes aumenta en personas que consumen este tipo de leche y sus derivados. La leche es también alta en colesterol, mismo que causa enfermedades del corazón.
El consumo de leche de origen animal incide directamente en el crecimiento de las enfermedades más comunes en México, como son: diabetes, obesidad, hipertensión, cáncer y enfermedades del hígado. De acuerdo con la SAGARPA, el consumo anual per cápita de leche de vaca en México, pasó de 70 litros (en 1990) a 117 litros (en 2005). La tasa de las enfermedades más comunes en los mexicanos, también ha aumentado en este lapso.
En materia económica, el gobierno mexicano destina cientos de millones de pesos cada año al tratamiento de las enfermedades antes señaladas. Entretanto, la Asociación Nacional de Ganaderos y Lecheros aspira a que el consumo anual per cápita de leche de vaca en México, sea de 184 litros; esta meta parece atender únicamente a sus intereses económicos.
En 2012, la Secretaría de Agricultura destinó 200 millones de pesos al sector ganadero para afrontar fenómenos climatológicos y cuestiones de mercado. Sin embargo, este sector es el principal responsable del deterioro ambiental en México y el resto del mundo. De acuerdo con el informe de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) titulado "Estadísticas del agua en México", publicado en 2010, la ganadería representa el 50% de la utilización del agua limpia. El estudio "Huellas del agua en las naciones", elaborado por la UNESCO en 2004, indica que para producir un litro de leche de vaca se invierten 1,000 litros de agua, en contraste con los 150 litros que se invierten para producir un litro de leche de soya, arroz o avena.
Mediante una solicitud de información a través del sistema de transparencia del IFAI, la Comisión Nacional Forestal declaró que el 60% de la deforestación en el país se debe a la actividad ganadera. México se encuentra en el listado de países con tasa negativa de deforestación: cada año se talan aproximadamente 250 mil hectáreas.
Según el artículo "La ganadería y el cambio climático", realizado por dos consejeros ambientales del Banco Mundial y publicado en la revista "Reloj Mundial" en 2009, el sector ganadero es responsable de al menos el 51% de las emisiones de gases de efecto invernadero inducidas por el humano (GHGs). Esto, debido a los gases contenidos en las heces, eructos y flatulencias de los rumiantes, así como a la deforestación misma, la utilización de recursos naturales y los desechos generados.
Se sospecha que la campaña del gobierno mexicano para promover el consumo de leche de origen animal se ha puesto en marcha justo cuando se prevé un aumento en el precio de aquel producto, que de acuerdo a las declaraciones de Vicente Gómez Cobo -presidente de la Asociación Nacional de Ganaderos y Lecheros- podría ser de más de un 4% en los próximos meses.
El incremento en el consumo de leche de origen animal abona significativamente en la mala salud de los mexicanos, implica un aumento forzado en la población animal y su consecuente maltrato, y tiene un costo medioambiental elevado. La campaña "La leche de verdad", lanzada por el gobierno de México, es completamente negativa, engañosa e irresponsable.
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