"La buena comida, el buen comer, siempre implica sangre y órganos, crueldad y decadencia". El visceral arranque de Don’t Eat Before Reading This ("No coma antes de leerlo"), el artículo de 1999 del New Yorker que transformó de la noche a la mañana al chef Anthony Bourdain en toda una sensación mediática, se adentraba directamente en nuestros estómagos, un lugar maquiavélico gobernado por una vorágine de músculo y grasa. Pero Anthony Bourdain no solo hablaba por su boca. En Estados Unidos, su definición de cocina –si bien aderezada con un garabato de ketchup o una cama de salsa gravy– se parece mucho, pero mucho, a la típica cena.
Eating Animals ("Comer animales") el nuevo y mordaz documental basado en el libro del mismo nombre de Jonathan Safran Foer, emite un rotundo un veredicto sobre los alimentos de origen animal: en tres palabras, no es no. Y a medida que se acumulan las investigaciones, aumentan también las razones para abstenerse. La salud es una de ellas. Un estudio reciente relaciona una dieta rica en proteínas animales con un aumento del 60% en el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, mientras que un informe de 2015 de la Organización Mundial de la Salud calificó la carne roja como "probablemente carcinogénica". Otra razón es el impacto sobre nuestro planeta. Según la película, entre un 14% y la mitad de todo el cambio climático está relacionado con la producción animal, desde los bosques arrasados hasta las emisiones gaseosas de metano de las vacas. Los residuos de subproductos de los medicamentos para la digestión, como el subsalicilato de bismuto, se vierten en forma de lodo tóxico en los sistemas de agua subterránea y fluvial; el uso rutinario de antibióticos en el ganado genera superbacterias que nos acercan un paso más a la pandemia. "Lo que más sabemos sobre el consumo animal es que no queremos saber", escribía Elizabeth Kolbert en una reseña del libro de Foer.
El quid de esta ceguera voluntaria –y núcleo argumental de la película, dirigida por Christopher Dillon Quinn y narrada por Natalie Portman– es la negación de la crueldad. Que la ganadería industrial sea responsable del 99% de la carne de EE.UU. es reflejo de una sociedad inhumana a la que todos nosotros pertenecemos, ya sea como cómplices o como ávidos consumidores. Pero Eating Animals no es la primera produción en infiltrar cámaras ocultas dentro de los mataderos, donde vemos como empujan a las vacas enfermas con elevadoras o como los trabajadores se arrojan lechones como si fueran globos de agua. No es la primera vez que vemos a los granjeros abrirse paso entre una alfombra de muro a muro compuesta de pollos roñosos y encerrados en la oscuridad; y es solo el último de una larga lista de documentales que denuncian legítimamente la situación. En este, sin embargo, con un elenco de personajes que incluye a un exproductor de pollos para la empresa Perdue, un veterinario reivindicativo, un pescador ecologista y un especialista en criar aves de corral a la viaja usanza, el equipo logra llevar los problemas abstractos al terreno del día a día. ¿Es suficiente para provocar un cambio? El mismo Foer proclama que hay que dejar atrás "una dieta a sabiendas indolente” en favor de un vegetarianismo comprometido. Bourdain tenía otras ideas al respecto. En aquel artículo de 1999, dio la campanada al designar a los vegetarianos "y a su facción escindida similar a Hezbollah, los veganos (...) enemigos de todo lo bueno y decente del espíritu humano” (hipérbole, sin duda; pero en su entendimiento de la comida como herramienta de empatía y puente entre culturas, ve momento y lugar para comer casi todo). Para elegir tu propio camino, te proponemos reflexionar sobre estos cuatro puntos extraídos del film.
Nunca es demasiado tarde para hacerse vegetariano
"Mark Twain dijo que dejar de fumar es una de las cosas más fáciles de hacer; porque no paró de hacerlo una y otra vez. Yo agregaría el vegetarianismo a esa lista de cosas fáciles", escribe Foer en Eating Animals. De hecho, ¿cuántos tipos de ragú o torreznos crujientitos has probado desde que la última visión de la ganadería industrial te hizo rechazar la carne? Qué mejor que esta época del año, en pleno apogeo de los mercados verdes (y de imágenes de pequeños y adorables cerditos en Instagram), para volver a abrazar el reino vegetal en todo su esplendor. Para esos antojos de umami, cómete una hamburguesa bien roja y vegana como las de Impossible Burger o lanza a la parrilla las proteínas alternativas de Beyond Meat (Tyson Foods acaba de adquirir una participación del 5% en la compañía vegana).
Piensa en las gallinas igual que en otros animales
El aumento de los animales como apoyo emocional ha puesto de relieve lo que siempre hemos sabido: los animales tienen una conexión profunda con los humanos. Pero más allá de los Bobi y Sultán que pueblan nuestro entorno, el 60 por ciento de los mamíferos que hay sobre la tierra son ganado. Foer escribe al respecto: "Todo animal criado en fábrica es, en la práctica, tratado de maneras que serían ilegales si se tratara de un perro o un gato". Dicho de manera más sucinta: las Operaciones Concentradas de Alimentación Animal (CAFO, por sus siglas en inglés) "tratan a los animales vivos como si estuvieran muertos", toda una lección en tanto al vínculo que debería existir entre la calidad de vida y la calidad de los alimentos.
Piensa antes de comer
Maldecir la carne es cuestión de principios, pero no esperes que la industria lo note lo más mínimo. Las incontables cadenas de comida rápida tienen muchas bocas que alimentar. Pero el activismo sí ejerce verdadero impacto. El Animal Legal Defense Fund, una organización de EE.UU. que denuncia la crueldad en la cría de ganado, ha estado luchando contra las llamadas leyes Ag-Gag, que criminalizan las denuncias de abusos en las granjas industriales y en los mataderos. “Las Ag-Gag son la cosa más estúpida que se haya hecho jamás", sentencia la doctora Temple Grandin, profesora de zoología con una aparición estelar en el documental, donde luce en azul la clásica camisa del oeste con bordados junto a una brillante corbata roja. "Cuando te cazan –es decir, cuando se hacen públicas las malas prácticas o abusos– deberías abrir las puertas, no cerrarlas". Apoya a los grupos de presión adecuados para ir conseguiendo avances y dona fondos a los buenos de la película. Y recuerda, como dice uno de estos denunciantes: "Estás votando con el tenedor al menos tres veces al día”.
Publicado originalmente bajo el título de "This Natalie Portman–Backed Documentary Will Make You Seriously Consider Going Vegetarian" en Vogue.
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