El ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha publicado los datos de consumo de leche de 2017, que confirman continuada caída de la tendencia.
El consumo de leche ha bajado hasta los 69 litros per cápita por año, lo que significa 0,18 litros por persona. Es decir, menos de un vaso de leche al día (unos 0,25 litros), y las empresas lácteas ya no saben qué hacer, están probando con nuevos productos que pasan desde la comercialización directa de la leche fresca sin pasteurizar, hasta apostar por la innovación en las leches vegetales, pasando por potenciar su mercadeo con el agua como la Bezoya (del grupo Pascual).
La Federación Nacional de Industrias Lácteas, Fenil, reconoce que el descenso continuado del consumo de leche en España es el principal problema del sector. Las marcas lecheras han probado todo tipo de novedades, pero ninguna ha arrojado los resultados esperados.
“Hay una confluencia de factores. Hay más preferencia por los zumos vegetales y de frutas. La población joven, que tradicionalmente es la que bebe más leche, también se ha reducido”, explica Juan Trincado, responsable internacional de leche Kaiku, una de las principales marcas del País Vasco.
Los beneficios de la leche vegetal, cada vez más reconocidos
Lejos quedan aquellos tiempos en los que comprar un cartón de leche de soja era caro y no siempre fácil. Ahora todo el mundo tiene a su alcance y a precios populares un creciente abanico de posibilidades de marcas, sabores y variedades de leches vegetales. Los artículos en revistas, periódicos y programas en TV y radio sobre los beneficios del consumo de leches vegetales están al orden del día, y es que todo son ventajas:
Las leches vegetales son una excelente opción, gracias a su alto contenido de proteínas, minerales y libres de grasas saturadas. La leche de almendra por ejemplo, tiene más calcio y más hierro que la de vaca, engorda menos y no tiene colesterol. Un litro de leche de almendras contiene 197 mg de calcio y solo 13 calorías. La leche de vaca contiene 120 mg de calcio y 68 calorías, cinco veces más que la de almendras.
Además las leches vegetales son, en general, mucho más sostenbles para el planeta, demás de que no implican ningún tipo de explotación animal. Apenas contaminan y se utiiza mucho menos agua y campos de cultivo que para producir cualquier tipo de leche de origen animal. Para producir 1 litro de leche de vaca, se invierte 1,084 litros de agua, mientras que para la leche de almendras se invierten 340 litros de agua.
Las empresas se dan por vencidas, ya no hay vuelta atrás
Las empresas lecheras parecen darse por vencidas y los productores miran ahora hacia los mercados internacionales, especialmente a los países en vías de desarrollo, y a la exportación como uno de sus alivios. El fenómeno de la caída del consumo de leche líquida no es único en España y también afecta al resto de países desarrollados.
Las campañas de televisión para promover la buena alimentación en Estados Unidos en los años noventa mostraban al jugador de baloncesto Michael Jordan con los bigotes plancos junto al popular eslogan "Got Milk?". Pero las tendencias de consumo han cambiado de forma radical y las últimas campañas de alimentación del gobierno, promovidas por Michelle Obama, apuntaban a incentivar más consumo de frutas y verduras entre los jóvenes.
En España, la leche ha dejado de ser un alimento insustituible en los desayunos de los niños y ahora se ha convertido en un producto que sólo compite por el precio.
Un mundo sin leche de vaca es un mundo mejor para los animales
La explotación de vacas y otros mamíferos por su leche, es una más de las aberraciones que el ser humano comete con los animales que considera están en el mundo para su provecho. Al contrario de lo que dictan las creencias populares, las vacas "no dan leche" ni necesita que el ser humano las ordeñe. Las vacas tienen que pasar la vida preñadas y pariendo para que siempre produzcan leche, como cualquier mamífero. Son inseminadas artificialmente y cuando el ternero nace se le separa inmediatamente de la madre, lo que supone un gran trauma para ambos pues los lazos que les unen son muy fuertes. En definitiva, las vacas de la industria láctea son sometidas a embarazos forzados, privación de libertad, ordeña intensiva y medicación.
Conoce más acerca de la vida de las vacas lecheras
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