Preparación

Se calienta en una olla grande el vino (o si se quiere un gusto más ácido, tres cuartos de litro de agua y un cuardo de vinagre de vino blanco).

Cuando está caliente, se le agregan los tomates secos. Se deja cocinar a fuego lento hasta que los tomates se enternecen. Es probable que hay que agregar más líquido en el proceso si los tomates no están cubiernos o cocinandose homogéneamente.

Cuando estén hidratados, se quitan y dejan escurrir en un colador de pasta. Idealmente, deben perder todo el líquido posible. Si se pretende guardar la conserva por un tiempo prolongado, es mejor que se les escurra y luego deje sobre papel o paños, para que pierdan líquido. En caso contrario, la conserva puede generar moho.

En un envase de vidrio, agregar el aceite de oliva con los dientes de ajo pelados, semillas de pimienta y las hierbas que apetezca... el resulado varía según el gusto. La albahaca da un gusto más fresco, la cayena, más pesado.

Incluir los tomates hidratados de a poco, e ir agitando el aceite con tal de que las hierbas se repartan.

Listo para guardar o consumir!